Jueces del infortunio
con el destino de miles en su porquería
cerdos inmundos, cerdos apestosos
Manos de arrojo, de llantos de miles
la ley sobre ti, la despiadada
no es para menos lo que es a ustedes
no es para menos, ni un poco de misericordia
Se escupen sobre sus rostros las iras de muchos
Jueces del infortunio, abandonados
basuras todos, basuras sin excepción
campos solitarios, estériles es lo que han dejado
sin herencia dejan su casa
todos serán barridos
La ley y sus consecuencias sobre los nefastos
la ley de plomo, el abandono
la ley de plomo, de huesos expuestos
regados en sus campos propios quedan sus deseos
y su panza llena se riega sobre los montes
el licor producto de la desdicha ajena ahora es nada
Se murieron sus deseos jueces del infortunio
sus manos no se alzan
ya no son escuchadas las órdenes de quemazón
las sentencias malditas ya no se ejecutan ni siquiera en sus casas
jueces del infortunio, nefastos
Ley de plomo sobre sus grotescas existencias
ley de arrojo sobre sus cortas mentes dizque inteligentes según ustedes
risa me dan, risa provocan
Ley de arrojo, carcomidas sus neuronas, dañadas sus sinapsis
jueces del desencanto, ustedes y su espanto
espanto barato que engaña a los pobres, los más sensibles
No toquen a mi pueblo
no abusen más de él
dizque memorias privilegiadas
dizque de capacidades sorprendentes
Porquerías sutiles es lo que tienen para todos
un manjar de disfraz a la vista
un detestar dentro de él
un vómito tremendo a provocar
Les traigo un armatoste para faenarlos en trozos pequeños que no hacen daño
Les traigo en este sombrero la maquinaria letal que no deja huella
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