Recuento en un mermado cuento

yo tuve antes de los ahogos una puerta dominante

un cofre sin igual estaba en esta cabeza del ahogo

en el gorro apretado, en el grito angustiante se llamaba a la esperanza de al menos no morir

y no murió el niño y fue feliz

y sin embargo algo se quedó en el día de los gritos

algo se inanimó, se mermó ese día

En pocos minutos se naufragaron por millones los desatados poderes que huían despavoridos por no sé dónde, porque ya no lo recuerdo; es más en su viajar desesperado se fueron llevando los equipajes de los tesoros sorprendentes

Y en donde encuentro esos equipajes que se fueron lejos, que se quedaron atrás con los años y con los kilómetros muchos

y en donde encuentro lo que a mi mismo me prometí

y en dónde me encuentro el perdón para el tiempo que le permití partir?

Las joyas maravillosas, los dominios más grandes y elevados que las vergüenzas que ahora apretan en la garganta, que apenas son una migaja porque me até al resto mío en el yo más profundo, dónde están, para dónde se fueron? se murieron en el suelo? se esparcieron con el viento del día del grito?

Enciende la mecha!

prende las luces!
corre la corriente por todo el cuerpo

en la silla eléctrica que necesito para reactivar mi cuerpo me encuentro
sentado y atado por mis propias manos

mirando al cielo, buscando su luz

mirando al suelo, pidiendo su perdón

Repitiendo en dosis compartida está la noche haciendo remembranza de los dolores, de los tiempos idos, de los caros días.....las oportunidades que no me han dado la gracia de su retorno

Deja condición

ahoga abrasión

muere la revolución

lacérate a tí mismo y no involucres al resto

con la laceración que nazca la animación

y luego entrégate a ser feliz

otórgate el perdón grande, a por millones!!

Se va con una estrategia de hacerse el desentendido el genio escondido

en sus llaves esconde una clave

anota un número

camina zigzageante

camina como quién no entiende

como quién nada sabe

Confundiendo los tiempos y los pronombres

llevandose a buen recaudo hasta el buen nombre

ahí está el que me ve directo cuando veo a sus ojos con los míos abiertos

y viste perlas iguales, y lleva mi bronceado dosificado para la ocasión.

quizás me calme por medio de los mensajes llegados por otros

por otras frecuencias que no esperaba pero que conocía llega la calma

dentro del tiempo que ya veo se desarrollará la calma

y repetiré contento la dosis del tiempo programado

y la calma volverá, se instalará muy dentro mío

y veré su rostro

y la comprensión ya no será necesaria porque estará ahí lo que necesito

porque ya no cesará lo que un día se me agotó.