Quisiera que estés en mis cuartos complejos
quisiera que leyeras estas lineas de entretejos
quisiera que sepas que te amo eterno
y tú, vida! ¡que maltrato te di!
y tú, diva! ¡que malas cosas te enseñé!
Quisiera dos tiempos, un tiempo, aún un cuarto de hora
quisiera un escape fugaz sin agarre voraz
quisiera un entredicho a todos estos dichos
que detengan mi voz, que aquieten mi dolor
Mírame en mi cuarto a solas apaciguando a los demonios
mírame en mi cuarto a solas apaciguando a mis pasados presentes
mírame en mi cuarto contigo cuando te hablaba de aquello que no comprendías
Entremezcladas las letras, dadas al entendedor
entremezcladas las cartas dadas a los mansos de las palabras
Mírame niña perspicaz
Mírame sabia mujer de mis años atrás
Dos valías en un efa
Dos talentos de más de treinta y cuatro, en once y en ocho y sigue su aumentar
Quisiera lo que quiero vivir sin matar lo que quieren sentir
quisiera el querer del poder y poder un querer aunque no lo entiendan aún queriéndolo
Es dadora de vida la algarabía
Es dadora de paz la correcta actitud,
El no desvanecer las fuerzas, el no morir antes del intento
y quisiera entender y ser entendido
pero qué va en la cosa mía!
pero qué va en la tonta historia que no es así, que no es entendida
que tan siquiera no es preguntada!
Ha de vivir el actor éste de los cortometrajes de la baja asistencia
y siendo así el locuaz intérprete de esta asistencia y permanencia hasta el último respirar mi cuerpo
Quisiera que estés en mis cuartos complejos
quisiera que leyeras estas lineas de entretejos
quisiera que sepas que te amo eterno
Quisiera dos tiempos, un tiempo, aún un cuarto de hora
quisiera un escape fugaz sin agarre voraz
quisiera un entredicho a todos estos dichos
que detengan mi voz, que aquieten mi dolor.
jueves, 29 de marzo de 2012
viernes, 16 de marzo de 2012
Caminos
La mejor canción escrita por los vientos
las mejores letras trascritas por los escribas
los mejores sentimientos, los llantos idos y no vueltos
las cosas simples, los momentos únicos
los tiempos de reír, los tiempos de la paz.
La mejor llamarada que se enciende cuando me enciendo
el mejor trazo dibujado en un papel al cual di vida para que me la transfiera
miradas, miradas, esbozos pequeños, tranquilos.
Cuan desnudo caminé en los días de mi temprana infancia
y en los bosques de enebros encontré mi posada infinita cuando las voces se me empezaron a engrosar.
Ha llegado el momento en que se despide el pastor y me deja esperando a discreción
ha observado mis pasos y contado mis hechos y halló una herida, un agujero catalizador.
Por dónde se levantaron mis manos
Por dónde caminaron mis pies
Por dónde esperé ya a la victoria
dime por dónde ayer te dejé.
Ido en la desgracia abundante
traído en la gracia infinita
alzándome en sus brazos con un aliento que no se iguala
llevándome, trayéndome, extrañándome si me alejo, viéndome en la oscuridad.
Y es ahí donde la nota es apacible
es en ese momento donde se comprende la simpleza en el medio de tanta complejidad
es ahí en ese lugar dónde reposo tranquilo y se resuelva con magistral belleza la nota compleja a mi barbaridad.
las mejores letras trascritas por los escribas
los mejores sentimientos, los llantos idos y no vueltos
las cosas simples, los momentos únicos
los tiempos de reír, los tiempos de la paz.
La mejor llamarada que se enciende cuando me enciendo
el mejor trazo dibujado en un papel al cual di vida para que me la transfiera
miradas, miradas, esbozos pequeños, tranquilos.
Cuan desnudo caminé en los días de mi temprana infancia
y en los bosques de enebros encontré mi posada infinita cuando las voces se me empezaron a engrosar.
Ha llegado el momento en que se despide el pastor y me deja esperando a discreción
ha observado mis pasos y contado mis hechos y halló una herida, un agujero catalizador.
Por dónde se levantaron mis manos
Por dónde caminaron mis pies
Por dónde esperé ya a la victoria
dime por dónde ayer te dejé.
Ido en la desgracia abundante
traído en la gracia infinita
alzándome en sus brazos con un aliento que no se iguala
llevándome, trayéndome, extrañándome si me alejo, viéndome en la oscuridad.
Y es ahí donde la nota es apacible
es en ese momento donde se comprende la simpleza en el medio de tanta complejidad
es ahí en ese lugar dónde reposo tranquilo y se resuelva con magistral belleza la nota compleja a mi barbaridad.
domingo, 11 de marzo de 2012
A TI
Tu sabes lo que me hace falta desde los albores hasta los feneceres
Tu sabes lo que grita mi alma desde la mañana aún hasta el anochecer
Tú, magnífico Tú, tu que sabes de mis escondidas y de mis enfrentamientos
Tu que sabes de mis temores y valentías
Tú, Señor Tú, tu que me diste el dote del aliento, la perspicacia para desarrollarme cuando inútiles fueron mis manos.
Tú Señor, nadie contra ti.
He llevado incontables deudas contigo y he llevado amontonadas deudas aún también con los hombres de carne y de hueso.
En el camino de ayer me encontré buscándote y tantas veces te hallé
En el camino de ayer me vi pidiéndote a la posada de mis lamentos por la piedad inmerecida que tantas veces me regalaste.
No soy quién, no soy nadie
no soy sombra ni soy luz
no soy un todo malicioso ni una cara de excelso andar.
Y miro, y observo, y siento algo que no ha de ser para mí
He irradia mucha felicidad el habitante de aquel lugar
y sus risas son muchas, en abundancia
y sus frutos son inagotables
Y el dador es eterno, de un no fenecer
y el todo es con El y El es con el todo.
Han de tocar las manos de ellos
Han de tocar las manos de ellas
Y los coros grandes, de sonoras entonaciones
de melodías de abundante paz se harán escuchar
y el polvo ya no será en mi, aún el recuerdo ya no me estará.
Y miro, y observo, y siento algo que no ha de ser para mí
He irradia mucha felicidad el habitante de aquel lugar
y sus risas son muchas, en abundancia
y sus frutos son inagotables
Y el dador es eterno, de un no fenecer
y el todo es con El y El es con el todo.
Tu sabes lo que grita mi alma desde la mañana aún hasta el anochecer
Tú, magnífico Tú, tu que sabes de mis escondidas y de mis enfrentamientos
Tu que sabes de mis temores y valentías
Tú, Señor Tú, tu que me diste el dote del aliento, la perspicacia para desarrollarme cuando inútiles fueron mis manos.
Tú Señor, nadie contra ti.
He llevado incontables deudas contigo y he llevado amontonadas deudas aún también con los hombres de carne y de hueso.
En el camino de ayer me encontré buscándote y tantas veces te hallé
En el camino de ayer me vi pidiéndote a la posada de mis lamentos por la piedad inmerecida que tantas veces me regalaste.
No soy quién, no soy nadie
no soy sombra ni soy luz
no soy un todo malicioso ni una cara de excelso andar.
Y miro, y observo, y siento algo que no ha de ser para mí
He irradia mucha felicidad el habitante de aquel lugar
y sus risas son muchas, en abundancia
y sus frutos son inagotables
Y el dador es eterno, de un no fenecer
y el todo es con El y El es con el todo.
Han de tocar las manos de ellos
Han de tocar las manos de ellas
Y los coros grandes, de sonoras entonaciones
de melodías de abundante paz se harán escuchar
y el polvo ya no será en mi, aún el recuerdo ya no me estará.
Y miro, y observo, y siento algo que no ha de ser para mí
He irradia mucha felicidad el habitante de aquel lugar
y sus risas son muchas, en abundancia
y sus frutos son inagotables
Y el dador es eterno, de un no fenecer
y el todo es con El y El es con el todo.
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