La mejor canción escrita por los vientos
las mejores letras trascritas por los escribas
los mejores sentimientos, los llantos idos y no vueltos
las cosas simples, los momentos únicos
los tiempos de reír, los tiempos de la paz.
La mejor llamarada que se enciende cuando me enciendo
el mejor trazo dibujado en un papel al cual di vida para que me la transfiera
miradas, miradas, esbozos pequeños, tranquilos.
Cuan desnudo caminé en los días de mi temprana infancia
y en los bosques de enebros encontré mi posada infinita cuando las voces se me empezaron a engrosar.
Ha llegado el momento en que se despide el pastor y me deja esperando a discreción
ha observado mis pasos y contado mis hechos y halló una herida, un agujero catalizador.
Por dónde se levantaron mis manos
Por dónde caminaron mis pies
Por dónde esperé ya a la victoria
dime por dónde ayer te dejé.
Ido en la desgracia abundante
traído en la gracia infinita
alzándome en sus brazos con un aliento que no se iguala
llevándome, trayéndome, extrañándome si me alejo, viéndome en la oscuridad.
Y es ahí donde la nota es apacible
es en ese momento donde se comprende la simpleza en el medio de tanta complejidad
es ahí en ese lugar dónde reposo tranquilo y se resuelva con magistral belleza la nota compleja a mi barbaridad.
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