jueves, 1 de julio de 2010

Toque de delirio


Un elaborado obituario
una melodía de tristeza que no dice nada
que pretende calmar unas penas marcadas desde su nacimiento
Qué miseria! que miseria!

Andar corriendo como cervatillos
con pretensión de seguridad, corriendo tras una presa, contentos, confiados
al alcanzar, al devorar el premio, unos minutos, un tiempo y de nuevo el hambre
empezamos el rollo otra vez
corriendo tras el alpiste, corriendo por el chocolate, el vanagloriar sencillo, inservible
a nada llegamos, a nada!

que fastidio es todo esto
una migajas que te compran en todo tu ser
y esta postura no es por potestad
es ella quien ha tomado
sus llaves en sus manos están
sus encontrares, alborozares, ¿quién alcanzó ha elaborar todas estas cosas?
Qué miseria! Qué miseria!

Escucho tu voz,
pido un aplauso, una algarabía
me lleno de desenfreno por abrazarte
cargo una carga de peso enorme
no quiero que la veas, menos que la toques
ella hace daño
su radiación no te llegará

Hay lindura en tí
y una tontedad rodea como nube espesa en el cuarto que me encuentro
ella busca espantarme, hacerme deleitar dentro de ella
y deglutir de lo inútil para olvidarte

Sin embargo te encuentro siempre
buscándote hasta donde no debo te veo
y tu voz escucho cuando no hay ruido
y el que pretendía la perdición se queda esperando y no llego

Una aurora, cien auroras, mil auroras
y nadas en el lugar del que nunca saliste
y hasta lo que no esperaba va llegando
en tu mirada, en tu voz

Te encuentro en el firmamento donde alzo mi mirada
Te encuentro en los andenes donde corro a deshacerme del que era para ser el que no quiero
y por eso aún soy




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